pepe álvarez-colón

No es nuevo que un museo muestre interés en exponer la trayectoria de una coreógrafa. Tampoco es novedad enfrentarse a la interesante situación de que la danza,  como todo ¨arte de la experiencia¨ está sujeta a un tiempo y a un espacio determinado. Para no caer en el peligro nostálgico, que supone cualquier archivo histórico, habría que expandir la mirada desde una de forma mas abarcadora y atender verdaderamente lo que aquí se celebra. Resulta imperioso entonces, que esta retrospectiva no debe circunscribirse únicamente a lo que se exhibe.  ¿Qué nos tiene que decir entonces la trayectoria de Viveca Vázquez sobre nosotros? Además de destacar un largo hacer en la danza  resalta sobretodo una ¨CONDUCTA¨  cuya fuerza y vitalidad persiste, se renueva y hace eco de un espacio colaborativo del cual soy heredero.

 

En la acción de ubicarme como ¨sujeto¨ y apropiarme de algunos de sus postulados, extiendo la mirada de esta retrospectiva. alterando así algunos de sus materiales  para colocarlos fuera de su contexto original  y que estos a su vez dialogaran con algunos elementos de mis obras. Repensar su conducta desde mi panorama generacional fortalece el carácter des-inquieto de su propuesta artística y cultural. Su obra, ubicada y desubicada constantemente entre la danza, el performance y el arte-visual, se puede apreciar desde diversos espacios formales del arte. Ahora bien, Viveca Vázquez es, ante todo, una artista del movimiento, cuyo malestar resuelve en la acción urgente de moverse. Su conducta articula una poética que obliga a un movimiento como un estado de ser  ¨ser en movimiento¨,  o como concepto inherente a la acción de construir. Como bien diría Heiddeger, ¨construir es habitar¨,  y en ese ¨habitar en movimiento¨  surge la urgencia de construir un espacio del ser y para ser.